Quiero compartir algunas reflexiones sobre un tema relevante y delicado: cómo comunicarle a un niño o adolescente la visita a un psicólogo. Este proceso es de suma importancia para que la experiencia sea positiva y efectiva tanto para el niño/adolescente como para la familia.
1. Comunicación Adaptada Según la Edad:
La forma de comunicar depende en gran medida de la edad del niño. Para los menores de 3 años, no es necesario dar demasiada explicación. Sin embargo, a medida que los niños crecen, la transparencia y la preparación son fundamentales:
3 a 6 años: Un par de días antes de la consulta, es importante explicarle al niño de manera sencilla y clara que visitará a un especialista para ayudar con un problema específico. La comunicación debe ser directa y concisa, permitiendo al niño hacer preguntas para aclarar cualquier duda.
6 a 12 años: Los niños necesitan más tiempo para procesar la información y hacer preguntas. Informarles con varios días de antelación les ayuda a sentirse preparados y menos ansiosos.
2. Comunicación en la Adolescencia:
La adolescencia es una etapa compleja, y a menudo, los adolescentes no reconocen que necesitan ayuda. En estos casos, la persuasión y la empatía son clave:
Escoger el momento adecuado para hablar, buscando un ambiente de tranquilidad y proximidad afectiva.
Describir las preocupaciones y las soluciones intentadas desde una perspectiva personal, sin dramatizar ni culpabilizar.
Invitar al adolescente a reflexionar sobre la propuesta de una visita a un profesional, dejando claro que la decisión es suya, pero que sería beneficioso intentarlo.
Mostrar respeto por su decisión final es crucial, ya que la motivación interna del adolescente es esencial para el éxito de cualquier terapia.
En conclusión podemos decir que comunicar adecuadamente la visita a un psicólogo es vital para reducir la ansiedad y aumentar la colaboración del niño o adolescente. Los padres deben actuar con tacto, paciencia y empatía, adaptando su discurso a la edad y madurez de su hijo. Una buena comunicación puede marcar la diferencia entre una experiencia terapéutica exitosa y una resistencia al tratamiento.
Les dejo una referencia de un libro que habla a profundidad de este tema.
Bernstein, N. R. (2013). El papel del psicólogo infantil en la terapia familiar. Alianza Editorial